
Boletín de Noticias
Entradas por autor
Síguenos
Con motivo de celebrarse la Semana Santa en los países que profesan el catolicismo, compartimos un escrito a cerca de un evento que desde hace 33 años organiza la comunidad de San Fernando, corregimiento ubicado a 7 kilómetros, al oriente de San Juan de Pasto. Durante el jueves y viernes considerados días santos, los pobladores del sector, lo mismo que multitud de vecinos, grupos familiares, colectivos de amigos, parejas de novios, turistas ocasionales o individuos provenientes de diferentes regiones, se integran a caminar por un sendero escarpado que conduce a la cima de una colina donde se halla una enorme Cruz y una capilla anexa donde se ofician liturgias. El texto es el resultado de una investigación adelantada en 2017.
En marzo de 1986 el obispo de la Diócesis Pasto, Enrique Prado Bolaños, designó al sacerdote Gonzalo Díaz Campaña como párroco de La Laguna en remplazo del padre Gerardo García. El liderazgo del entrante párroco propició la puesta en marcha de una serie de proyectos que vincularon a la feligresía de esa región pastusa.
La primera iniciativa que tuvo fue la de convocar a un grupo de unos 40 jóvenes para compartirles la idea de plantar una cruz de gran tamaño en una colina desde la cual pudiera observarse a simple vista.
Para ese fin, utilizaron como mástil el tronco del eucalipto más largo que estaba a orillas del Río Pasto o Río Grande, como lo llaman en ese sector, y con otro de menor dimensión construyeron la cruz. Los hombros de 48 personas y otro tanto de auxiliares sirvieron de soporte para transportar la enorme cruz desde la capilla de San Fernando hasta la colina ubicada en terrenos de propiedad de Augusto Gallardo.
En aquel momento organizaron la presentación en vivo de las escenas de la pasión y muerte de Cristo. En consecuencia, los feligreses católicos, liderados por el entusiasta lugareño José Israel Botina, desarrollaron el ritual sacro con base en las estaciones del episodio de El Calvario. La última estación representaba la llegada de un parroquiano con una cruz a cuesta. Al respecto, Luis Antonio Chapués, aclara que en la loma donde se instaló la cruz existió otra de 6 metros de alto plantada en 1983, que la madera se pudrió al estar expuesta a la intemperie, motivo por el cual decidieron remplazarla por otra de mayor tamaño.
En aras de ese propósito, Alejandra Piandoy, habitante del sector, donó un árbol del cual utilizaron más de 13 metros para construir la tercera cruz. A su vez, Benigno Pejendino obsequió el travesaño de un tronco de eucalipto.
Subir a hombros la pesada cruz hasta la colina implicó un enorme esfuerzo comunitario que requirió sumar las fuerzas de más de un centenar de habitantes de San Fernando. Esa misión, que parecía el cumplimiento de una nutrida penitencia, concluyó el 9 de abril de 1986, cuando la erigieron en la cima de la colina en el terreno de propiedad de Juvenal Jocsoy, quien posteriormente donó los 90 metros cuadrados para que allí permaneciera y fuera venerada la Santa Cruz.
Durante el acto litúrgico de bendición de la Santa Cruz, el párroco Gonzalo Díaz hizo énfasis en la devoción que debían profesar los católicos comprometidos con la veneración y custodia de la Santa Cruz de San Fernando; además, los instó a instituir durante 10 años continuos la solemne ceremonia eucarística en dos fechas trascendentales: el 3 de mayo y el Viernes Santo.
La masiva afluencia de peregrinos a la Cruz de San Fernando ocasionó el deterioro del sendero natural y generó la acumulación de desperdicios y basuras en su entorno. Ante esa situación, los habitantes conformaron un comité veedor para velar por el mantenimiento y vigilancia.
En ese sentido, una de las primeras acciones fue proyectar la instalación de losas o peldaños de concreto. Para ello recurrieron al ‘limosneo’ y a la contribución voluntaria de dinero y materiales. En la primera fase fabricaron más de 800 placas de cemento de 80 cm. x 35 cm., posteriormente elaboraron 1.800 unidades más que instalaron en los trayectos más empinados, para así favorecer el ascenso de las personas con limitaciones físicas, adultos mayores y mujeres embarazadas.
Luis Antonio Chapués, uno de los promotores, afirma que el comité, además de dotar las losas, en asocio con la Junta de Acción Comunal, también instaló 35 postes de cemento para tender las redes eléctricas y luminarias a lo largo del sendero al igual que en la planicie donde estaba la cruz, la de madera, la cual tampoco resistió los embates climáticos y atmosféricos y tuvo que sustituirse por otra hecha de metal.
La estructura estuvo hecha con varillas de hierro y forrada con láminas de zinc. Igual, fue necesario adherirle templetes de acero para sostenerla firme. Amparo Botina, secretaria del Corregimiento de San Fernando, recuerda que un vendaval destruyó la totalidad del armazón de la cruz, y de paso arrasó con una caseta que estaba en la cima.
Ante esas adversidades, el trabajo de la feligresía consiste en mantener transitable todo el camino, en vista de que hace unos 5 años iniciaron la construcción de la capilla, que está contigua a la Cruz, que a pesar de ser pequeña permite celebrar oficios litúrgicos. Amparo agrega que, en la actualidad, y después de varios intentos por levantar una Cruz que identifique a la feligresía católica de San Fernando, esta fue fundida en ferro-concreto, cimentado en una fosa profunda que garantice la permanencia por muchos años en el lugar.
El diseño de la actual Cruz tiene forma rolliza para simular la forma de un tronco de madera, y tiene siete reflectores que dan resplandor al color blanco con el cual la pintaron y de es amanera pueda ser vista desde lugares distantes. “El próximo trabajo que direcciona el Comité de la Santa Cruz es la construcción de baterías sanitarias y la adquisición de un lote en la parte baja del plan de la Santa Cruz para allí ubicar las ventas fijas y ambulantes, lo mismo que destinarles un lugar a los organismos de socorro, policía y personal de logística local”.
Hoy el camino hacia la Santa Cruz de San Fernando se constituye en la alternativa de peregrinaje de los pastusos y turistas. Los organizadores estiman que durante el Jueves y Viernes Santos, los días centrales de Semana Santa, ese pintoresco lugar recibe aproximadamente a 5 mil personas por día.
Así como Ipiales convoca la romería hacia el santuario Mariano de Las Lajas, Ancuya tributa veneración por La Virgen de Visitación, Iles clama favores a su virgen partera del Rosario, El Tambo acoge a los devotos de Jesús Nazareno, Pasto acusa ser hospedero en los templos católicos de las más bellas reliquias de arte religioso conservadas desde las épocas del colonizaje español, también su connotación de Ciudad Sorpresa ofrece una alternativa de peregrinar por campo abierto hacia la Cruz de San Fernando.
En nuestro esfuerzo por mantenerte enterado de la noticias de paygracias.com te invitamos a leer otras artículos que te pueden resultar igualmente interesantes. No te olvides de pasar por la tienda, tenemos productos artesanales y los más hermosos paisajes de nuestra región.